jueves, 7 de abril de 2011

El co-pago en sanidad

>>> Medicusmundi: Desde medicusmundi se piensa que el copago no parece que sea una herramienta muy eficaz en un sistema de salud que se declara universal y por supuesto que no mejora el acceso, sino que lo frena: Se debe mejorar mucho más la gestión del sistema de salud para hacerlo más eficiente y eficaz, y responda así a las necesidades de los ciudadanos.
> Hervé Bertevás, vocal de la Junta Directiva de Médicos del Mundo: La idea de cobrar por servicios sanitarios se hizo popular en África en los 80, por recomendación del Banco Mundial y del FMI que proponían sistemas de “cuotas de usuarios” para recaudar fondos e incrementar los bajos presupuestos públicos de salud. Se pensaba que servirían para reducir la presión sobre los sistemas sanitarios disuadiendo de acudir al médico a aquellas personas cuyos problemas no fueran de gravedad. Los resultados de estas medidas han sido negativos. En la actualidad, cada vez más organizaciones nacionales e internacionales y donantes de los países en desarrollo promueven un cambio de modelo, apostando por desmontar los sistemas de cuotas de usuarios. [...] Establecer un sistema de cuotas por servicios sólo reducirá la demanda de quienes tienen menos recursos económicos, especialmente en un contexto de crisis económica. Una reducción de las visitas médicas puede traducirse en una limitación del acceso al cuidado preventivo lo que podría provocar así un incremento de la utilización de servicios médicos más costosos como los de urgencia y la atención hospitalaria.
> Graciela Malgesini Rey, responsable de formación e incidencia política de EAPN: La introducción de un “co-pago” introduce un efecto perverso, porque realmente se trataría de un “re-pago”, es decir pagar dos veces por el mismo servicio. [...] Cualquier nuevo pago adicional generaría una desigualdad mayor a las personas con menores recursos, especialmente teniendo en cuenta el momento actual, con 5 millones de personas desempleadas que tienen familias a cargo; con las pensiones congeladas y con una parte de ellas por debajo del umbral de la pobreza (pensiones de viudedad y de orfandad, no contributivas, incluyendo las rentas de inserción o rentas mínimas y las pensiones mínimas) y los salarios de las personas trabajadoras (de los no-directivos, claro) sin actualizar.