lunes, 27 de abril de 2015

DÍA DE LA MALARÍA


 

La Malaria, una enfermedad curable (y a pesar de todo mata a un niño/a cada minuto)

·       Cada minuto muere un niño/a por malaria en el mundo

·       Cada año mueren 600.000 personas por malaria

·       Se registran millones de casos clínicos anualmente

·       La mitad de la población mundial( 3.300 millones de personas) corre el riesgo de contraer malaria

·       El 80% de los casos se dan en África

·       En España se diagnosticaron 558 casos de malaria importada en 2012, casi el doble que hace 15 años

·       Los grupos más vulnerables: los niños y niñas menores de cinco años y mujeres

·       Un dato para la esperanza: 4,3 millones de vidas se han salvado desde 2000 gracias a las inversiones realizadas en la lucha contra el parásito que transmite el mosquito anopheles

La Malaria (o paludismo) es una de las enfermedades con mayor índice de mortalidad en el mundo: aproximadamente 600.000 muertes al año y cerca de 200 millones de casos clínicos. En líneas generales, se puede decir que cerca de la mitad de la población mundial está en riesgo de contraer paludismo. Y a su vez el mal que transmite el Anofeles es curable y erradicable. Los más optimistas, como el español Pedro Alonso, al frente de la lucha contra la enfermedad desde la OMS, apuestan por una fecha no lejana: 2020. Para entonces posiblemente se enfrentará su erradicación.

Desde medicusmundi y en el Día Internacional de la lucha contra la malaria (25 de abril), reivindicamos la necesidad de compromiso y voluntad política de los gobiernos y de la cooperación, para mejorar la calidad y cantidad de los recursos para luchar contra esta enfermedad curable.  Este día nos brinda la ocasión de celebrar los enormes avances hechos en la lucha contra la malaria: se estima que los esfuerzos mundiales por controlar y eliminar el paludismo han salvado 4,3 millones de vidas desde el año 2000, al reducirse las tasas de mortalidad en un 47% en todo el mundo. Y en un 54% en África, que registra el 80% de todos los casos del planeta. Un compromiso político más robusto y una mayor financiación han contribuido a reducir la incidencia del paludismo en un 25% en todo el mundo y un 31% en África. 

Metas de la comunidad internacional                                                              

Pero estas cifras están lejos del 75% de reducción de la malaria, meta marcada para este año, el 2015, por la comunidad internacional en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) firmados en la Asamblea Mundial de la OMS en el año 2000. Si escrutamos los datos por países vemos que sólo 59 de los 103 países que en el año 2000 tenían una transmisión activa de malaria están alcanzando el ODM de reducir su incidencia. Y que estos 59 representan apenas un 4% del total de los casos mundiales. Parece obvio, pues, que donde menos casos hay la lucha ha sido más eficaz ya que se pueden concentrar recursos y establecer estrategias más eficaces.  Aun siendo importantes estos avances, 44 países quedan fuera de esta meta. Por ello debemos alertar sobre la ralentización producida entre 2011 y 2012 en la reducción de la tasa de mortalidad. Y lo mismo sucede con la financiación de los programas de la lucha contra la malaria. Y esta desaceleración es preocupante dado que nunca se ha alcanzado una financiación suficiente (los expertos la cifran en 5.100 millones de dólares). En 2012 se aportaron 2.500 millones, menos de la mitad de lo necesario, cuando millones de personas no tienen todavía acceso a las medidas preventivas terapéuticas y de diagnóstico.  En estos 44 países los datos generados en los sistemas nacionales de información sanitaria siguen siendo incompletos o incoherentes por falta de recursos.

En 2012 los sistemas de información sanitaria de rutina detectaron sólo el 14% de los casos de paludismo en el mundo: el diagnóstico de la malaria (fiebre alta, dolor muscular y vómitos) se realizaba a través de la clínica y no por laboratorio, cuando la diagnosis de esta enfermedad se puede confundir con otras patologías. Esto obliga a trabajar con estimaciones, lo que no deja de ser un riesgo.                                                                                                  

Otro aspecto preocupante es que el 76% de esos 2.500 millones fue aportado por la ayuda internacional, lo que supone una dependencia externa casi total por parte de los países afectados, lo que genera que no puedan liderar la toma de decisiones, y que se establezcan programas verticales fuera del control del Ministerio de Salud, en vez de integrarlos en los sistemas públicos de salud, reforzándolos y haciéndolos más efectivos, lo que ha supuesto una lacra para la sostenibilidad de las acciones.

El continente africano, sobre todo en los países de ingresos más bajos, es el más castigado por el mosquito Anopheles. El parásito Plasmodium falciparun, que transmite el mosquito con su picadura, es el responsable del 92% de todas las muertes en poblaciones pobres y marginadas. Se ceba especialmente con las mujeres embarazadas y los niños y niñas menores de cinco años, cuyo porcentaje de mortandad se estima en el 78%. Una vez más, malaria, pobreza y enfermedad están íntimamente ligados.

La mosquitera con insecticida, lo más efectivo

El arma más efectiva en la lucha contra la malaria sigue siendo la mosquitera tratada con insecticida o MIT.  2014 fue el año con una mayor distribución de mosquiteras hasta el momento, con acceso a casi la mitad de la población en riesgo, frente al 2% del 2004. En cuanto al número de mujeres embarazadas que reciben un tratamiento preventivo intermitente ha ido aumentando, sin llegar a los objetivos, pero al menos el 57% recibe mínimo una dosis.

El rociado residual intradomiciliario, sin embargo, disminuyó. Sólo se protegió con esta profilaxis al 7% de la población en riesgo. Paralelamente, el mosquito ha ido desarrollando una resistencia a los insecticidas, sobre todo a los piretroides (el más usado en el control de la malaria), así como a los tratamientos antimaláricos. El parásito Plasmodium falciparum se ha vuelto resistente a la Artemisinina y a la mayoría de los tratamientos antimaláricos disponibles en Camboya, Myanmar, Laos, Tailandia y Vietnam.

 

El ébola pone en riesgo avances logrados en África Occidental

A esta situación hay que añadir el riesgo a que retrocedan los avances con respecto a la malaria en los países afectados por el ébola. En Guinea, Sierra Leona y Liberia, la mayoría de los centros hospitalarios siguen cerrados y el número de consultas en los ambulatorios ha descendido peligrosamente. A esto se añade la falta de personal sanitario, fallecido víctima del ébola, como es el caso de Sierra Leona. Todavía está por ver sus efectos sobre la malaria y otras enfermedades, puesto que el ébola ha dejado tan frágiles a los Sistemas de Salud, que no hay posibilidad de ocuparse de otras enfermedades cuya mortandad es mucho más elevada que la del propio ébola.

No obstante los datos son optimistas y positivos. medicusmundi sabe que el reto es desarrollar nuevas herramientas, sabe que las mejoras seguirán avanzando y que en 2020 se planteará un plan de erradicación. Pero nada de ello será posible si no se dedican los recursos necesarios y, sobre todo, si no se apuesta por la construcción de sistemas públicos de salud fuertes, capaces de tratar la malaria y cualquier otra dolencia. Y en definitiva, si no seguimos luchando contra la pobreza y la injusticia, porque la verdadera epidemia en salud es la desigualdad. 

Teresa Rosario Velasco,

Comunicación de la Federación de Asociaciones de Medicus Mundi España

 

 

CATALÀ

La Malària, una malaltia curable (i tot i així, mata a un infant cada minut)

·       Cada minut mor un infant per malaria al món

·       Cada any moren 600.000 persones per malària

·       Es registren milions de casos clínics anualment

·       La meitat de la població mundial (3.300 milions de persones) corre el risc de contraure malària

·       El 80% dels casos es donen a l’Àfrica

·       A Espanya s’han diagnosticat 558 casos de malària importada el 2012, gairebé el doble que fa 15 anys

·       Els grups més vulnerables: els nens i nenes menors de cinc anys i les dones

·       Un dada per a l’esperança: 4,3 milions de vides s’han salvat des de l’any 2000 gràcies a les inversions realitzades en la lluita contra el paràsit que transmet el mosquit anopheles

 

La Malària (o paludisme) és una de les malalties amb major índex de mortalitat al món: aproximadament 600.000 morts a l'any i prop de 200 milions de casos clínics. En línies generals, es pot dir que prop de la meitat de la població mundial està en risc de contraure paludisme. I al seu torn el mal que transmet el mosquit anopheles és curable i eradicable. Els més optimistes, com l'espanyol Pedro Alonso, al capdavant de la lluita contra la malaltia des de l'OMS, aposten per una data no llunyana: 2020. Per llavors possiblement s'enfrontarà la seva eradicació.

Des de medicusmundi i en el Dia Internacional de la lluita contra la malària (25 d’abril), reivindiquem la necessitat de compromís i voluntat política dels governs i de la cooperació, per millorar la qualitat i quantitat dels recursos per lluitar contra aquesta malaltia curable. Aquest dia ens brinda l'ocasió de celebrar els enormes avenços fets en la lluita contra la malària: s'estima que els esforços mundials per controlar i eliminar la malària han salvat 4,3 milions de vides des de l'any 2000, en reduir les taxes de mortalitat en un 47% a tot el món. I en un 54% a l'Àfrica, que registra el 80% de tots els casos del planeta. Un compromís polític més robust i més finançament han contribuït a reduir la incidència del paludisme en un 25% a tot el món i en un 31% a l'Àfrica.

Metes de la comunitat internacional

Però aquestes xifres estan lluny del 75% de reducció de la malària, meta marcada per a aquest any, el 2015, per la comunitat internacional en els Objectius de Desenvolupament del Mil·lenni (ODM) signats a l'Assemblea Mundial de l'OMS l'any 2000. Escrutant les dades per països veiem que només 59 dels 103 països que l'any 2000 tenien una transmissió activa de malària estan aconseguint l’ODM de reduir la seva incidència. I que aquests 59 representen només un 4% del total dels casos mundials. Sembla obvi, doncs, que on menys casos hi ha la lluita ha estat més eficaç ja que es poden concentrar recursos i establir estratègies més eficaces. Tot i ser importants aquests avenços, 44 països queden fora d'aquesta meta. Per això hem d’alertar sobre l'alentiment produït entre 2011 i 2012 en la reducció de la taxa de mortalitat. I el mateix passa amb el finançament dels programes de lluita contra la malària. I aquesta desacceleració és preocupant atès que mai s'ha arribat a un finançament suficient (els experts el xifren en 5.100 milions de dòlars). El 2012 es van aportar 2.500 milions, menys de la meitat del necessari, quan milions de persones no tenen encara accés a les mesures preventives terapèutiques i de diagnòstic. En aquests 44 països les dades generades en els sistemes nacionals d'informació sanitària continuen sent incomplets o incoherents per manca de recursos.

El 2012 els sistemes d'informació sanitària de rutina van detectar només el 14% dels casos de paludisme al món: el diagnòstic de la malària (febre alta, dolor muscular i vòmits) es realitzava a través de la clínica i no del laboratori, quan la diagnosi d'aquesta malaltia es pot confondre amb altres patologies. Això obliga a treballar amb estimacions, el que no deixa de ser un risc.

Un altre aspecte preocupant és que el 76% d'aquests 2.500 milions va ser aportat per l'ajuda internacional, fet que suposa una dependència externa gairebé total per part dels països afectats, cosa que genera que no puguin liderar la presa de decisions, i que s'estableixin programes verticals fora del control del Ministeri de Salut, en comptes de integrar-los en els sistemes públics de salut, reforçant-los i fent-los més efectius, el que ha suposat una xacra per a la sostenibilitat de les accions.

El continent africà, sobretot en els països d'ingressos més baixos, és el més castigat pel mosquit Anopheles. El paràsit Plasmodium falciparun, que transmet el mosquit amb la seva picada, és el responsable del 92% de totes les morts en poblacions pobres i marginades. S'acarnissa especialment amb les dones embarassades i els nens i nenes menors de cinc anys, el percentatge de mortaldat s'estima en el 78%. Un cop més, malària, pobresa i malaltia estan íntimament lligats.

La mosquitera amb insecticida, el més efectiu

L'arma més efectiva en la lluita contra la malària segueix sent la mosquitera tractada amb insecticida o MIT. 2014 va ser l'any en què se’n van distribuir més fins al moment, amb accés a gairebé la meitat de la població en risc, enfront del 2% del 2004. Pel que fa al nombre de dones embarassades que reben un tractament preventiu intermitent ha anat augmentant, sense arribar als objectius, però almenys el 57% en rep com a mínim una dosi.

El ruixat residual intradomiciliari, però, va disminuir. Només es va protegir amb aquesta profilaxi al 7% de la població en risc. Paral·lelament, el mosquit ha anat desenvolupant una resistència als insecticides, sobretot als piretroides (el més usat en el control de la malària), així com als tractaments antimalàrics. El paràsit Plasmodium falciparum s'ha tornat resistent a la Artemisinina i a la majoria dels tractaments antimalàrics disponibles a Cambodja, Myanmar, Laos, Tailàndia i Vietnam.

 

L'Èbola posa en risc avenços aconseguits a l'Àfrica Occidental

A aquesta situació cal afegir el risc que retrocedeixin els avenços pel que fa a la malària en els països afectats per l’Èbola. A Guinea, Sierra Leone i Libèria, la majoria dels centres hospitalaris segueixen tancats i el nombre de consultes als ambulatoris ha baixat perillosament. A això s'afegeix la manca de personal sanitari, mort víctima de l’Èbola, com és el cas de Sierra Leone. Encara està per veure els seus efectes sobre la malària i altres malalties, ja que l’Èbola ha deixat tan fràgils als sistemes de salut, que no hi ha possibilitat d'ocupar-se d'altres malalties amb una mortaldat molt més elevada que la de l’Èbola.

No obstant això, les dades són optimistes i positives. medicusmundi sap que el repte és desenvolupar noves eines, sap que les millores seguiran avançant i que el 2020 es plantejarà un pla d'eradicació. Però res d'això serà possible si no es dediquen els recursos necessaris i, sobretot, si no s'aposta per la construcció de sistemes públics de salut forts, capaços de tractar la malària i qualsevol altra malaltia. I en definitiva, si no seguim lluitant contra la pobresa i la injustícia, perquè la veritable epidèmia en salut és la desigualtat.

Teresa Rosario Velasco,

Comunicació de la Federació d’Associacions de Medicus Mundi a Espanya