jueves, 19 de mayo de 2011

“El dinero no vale comparado con la vida”

Pablo Fajardo, el abogado del juicio medioambiental más caro de la historia ha visitado de nuevo España. Con él conocemos las últimas novedades del litigio contra la petrolera Chevron Corporation (antigua Texaco).
¿Para aquellos que no estén al tanto del caso, podría resumirnos que pasó en la Amazonia ecuatoriana con Chevron-Texaco?
Es un caso muy complejo. Durante 40 años, la petrolera Chevron-Texaco vertió más 70.000 millones de litros de residuos en la Amazonia ecuatoriana causando un desastre ecológico, así como miles de muertes asociadas a los tóxicos propagados. En 1993, representando a la población indígena afectada comencé el litigio.
El pasado mes de febrero, Texaco fue condenada al pago de una multa de 8.600 millones de dólares y a pedir disculpas públicas. ¿Y ahora, como está el caso?
La compañía ha recurrido la sentencia, piden que se anule el caso. Nosotros también hemos pedido que se revisen algunas categorías de daño ambiental que fueron probadas en el juicio pero no se han cuantificado. Por ejemplo, el problema medioambiental agudiza la pobreza de la gente, y así se reconoce en la sentencia. Sin embargo, no se ha asignado ni un solo centavo para recuperar ese daño.
¿Entonces, para cuando una sentencia firme?
Las informaciones que nos llegan son que los jueces ya están trabajando en el fallo. Esperamos que puedan dictar sentencia a finales de este mismo año.
Y sobre todo, ¿cuándo está previsto que comiencen los trabajos de limpieza de la zona?
Ya se han comenzado algunos trabajos por parte del Estado, sin embargo falta mucho esfuerzo hasta conseguir dejar el medio ambiente en condiciones similares a las existentes antes de que Texaco operase en el país. Mucho esfuerzo y mucho dinero.
En algunas ocasiones le he oído decir que “el dinero no vale comparado con la vida”. El caso Texaco es un claro ejemplo, ¿no?
Exacto. Con eso me refiero a que el dinero sólo es el medio para subsanar la catástrofe medioambiental. Pero ¿y como se pueden corregir lo daños colaterales? Es decir, como reemplazar el tejido social de los pueblos indígenas. A los cinco años de comenzar Texaco la explotación del crudo ya habían desaparecido dos tribus indígenas -los Tetetes y los Sansahuari-. A eso es a lo que me refiero, a que se produjo una invasión territorial de la petrolera hacia los pueblos indígenas haciendo que estos se desplazaran y perdieran incluso su identidad.
La sentencia sienta jurisprudencia para nuevos casos. Nunca una petrolera se había visto entre las cuerdas de este modo.
Así es, al final hemos demostrado que las empresas no son intocables. Que deben hacer frente a sus responsabilidades y que la extracción de petróleo puede ocasionar grandes desastres. Pero sobre todo, nuestro interés es crear una conciencia colectiva de respeto al medio ambiente.

Usted ha recalcado muchas veces que los verdaderos protagonistas de esta historia son las poblaciones indígenas que habitan en Sucumbíos. ¿Cómo han recibido ellos la sentencia?
Pues imagínese, llenos de felicidad. El juicio ha sido muy intenso y se ha extendido mucho en el tiempo. Pero con este fallo se ha visto reconocido todo el esfuerzo. Cuando la gente se une y organiza, deja sus intereses personales buscando los de la colectividad, se pueden superar barreras que aparentemente son invencibles. Nunca me hubiese imaginado que un quechua se uniera a un mestizo como yo, pero la gente pensó que lo que estaba en juego era la vida y eso valía más que cualquier otra consideración.
Gracias Pablo por cedernos unos minutos de tu tiempo. ¿Algún mensaje que quiera mandar a los lectores?

Primero agradecerles el apoyo que hemos recibido de la ciudadanía española. Pero sobre todo, recordarles que este problema es cosa de todos. A veces siento que los europeos no son conscientes de lo que supone la extracción de petróleo, lo desconocen. Y es importante que todos identifiquemos que estos problemas no sólo les corresponden solucionarlo a la población del Sur, sino que es responsabilidad de todos

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